Locos luchadores cuerdos inútiles

Cuando quedas con la que armará la web que presentará tu trabajo ante el mundo, se te pasa por la cabeza y lo dices: estaría bien hacer un manifiesto, una declaración de intenciones, un texto que te represente en este ámbito de tu vida. Y luego ya en casa empiezan las dudas y te preguntas: ¿Y qué tienes que decir tú que no hayan dicho ya los demás?

Y entonces le preguntas a Google que han dicho ya los demás. Y encuentras cosas claro: palabras juntas que hablan de imágenes poéticas, ñoñadas y macarradas, chorradas y alguna frase inteligente, citas de Dario Fo, de Oscar Wilde, de Winston Churchill y de la madre que lo pario. Metáforas que hablan del teatro con más o menos atino vamos, cosas que escribió gente cuando creía en esas cosas que escribió, y en las que ya no cree porque incluso ya no hace teatro en absoluto, porque lo dejó.

Dejó el teatro o el teatro lo dejó a él y se fue al paro, si es que lo acumuló, o estudió una oposición para maquillar muertos para no escuchar a nadie hablar de teatro ni de nada; o volvió a poner copas para escuchar lo que dicen los que no se suben a ninguna parra para que los demás se callen y les escuchen, como hacen los artistas, como hacen los putos teatreros para comernos la oreja con sus truños, pesados de la mierda.

Dices que vas a hacer un manifiesto ,vamos.  Y ya no te bajas del burro y ya no le dices que no a tu master-web. No quieres marearla y empiezas a escribir palabras que vayan con lo que entiendes tú por teatro, porque sabes que si una cosa tiene el teatro es que cada uno lo entiende a su manera, que tienes un teatro por ofrecer, un teatro por regalar, un teatro por caminar, un teatro donde perderte y no privarte de nada. Un teatro para saltar por los aires, para remontar una mala racha, para reciclar una vida de desecho orgánico, para hacerse el tonto sin que te llamen la atención en casa, para dar ostias a diestro y a siniestro.

Piensas en las palabras más repetidas en tus innumerables e infumables charlas de bar con otros artistas pelmas como tú. E intentas evitarlas. Y escribes otras palabras que te representen, palabras que has leído en algún libro últimamente, palabras que disparen el imaginario y palabras random:

Terra incógnita, Abismo, Peluca, Misa oscura-casi-negra, Profecía, Peludo, Salvajada, Seducción, Peligro, Sartén, Gaseosa, Creatividad.¿Creatividad? ¡Ya se te ha colado, listillo!

Y no aciertas del todo y vuelven las otras, las de siempre, las que molan, las que están ahí cerca acechando, las que no se espantan ante palabras tordas: Refugio, Libertad, Manifestación, Construcción, Transgresión, Trinchera, Compromiso, Instinto, Locura, Azar, Error, Preguntas, Opuestos, Experimentación, Mestizaje.

Y luego revolotean las imprescindibles: Rito, Ritmo, Espacio, Juego, Riesgo, Humor, Belleza.

Y coges todas estas palabras, las convences para que se metan juntas en el mismo saco y las mandas a la web master: y ella hace bien su trabajo, las sube y aquí se quedan hasta que las cambies.

Que se entere el mundo entero

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